El “abuelo” de Betolaza, así podemos describir a RESACO, nuestro viñedo más antiguo. Situado en un paraje dividido por el río Ebro, entre las localidades de Briones y San Vicente de la Sonsierra.
La viña se encuentra plantada con una orientación Norte, renques que terminan en el camino de acceso a la parcela, camino en pendiente por el Este de la parcela, que protege a las cepas del fuerte viento “Solano”, y por el Sur está refugiada por un ribazo de tres metros que separa la parcela en dos. Situada en el comienzo de un llano a la misma altura del río Ebro a una altitud de 427 metros.
Más que centenaria
Desconocemos la fecha exacta de plantación de las cepas aunque se cree que anterior a la primavera de 1920, una suposición porque hasta 1983 este viñedo no se registró. Este terroir ocupa una parcela de 0,26 hectáreas de terreno franco, sin cantos rodados, con suelo arenoso en la parte Norte gracias a la arena que se ha ido depositando tras las crecidas del Ebro y con vegetación espontánea ya que no utilizamos herbicidas.
Cuidada por cinco generaciones
Fue Ezequiel Ruiz Díaz quien decidió plantar y cultivar este viñedo utilizando el portainjerto R-Lot Rupestres e injerto garnacha Tinta. Este portainjertos ofrecía un buen grado de resistencia contra la filoxera ya que ésta, llegó a la Rioja en 1899 y en 1904 ya había arrasado 37.000 ha de viñedo.
El siguiente cultivador fue su nieto José Ignacio Navas Ruiz, que unos años después decidió encargar el cuidado del viñedo a su gran amigo Carlos Ibaibarriaga García, nuestro abuelo.
El siguiente cambio generacional es el que protagonizaron dos hermanos, nuestro padre Carlos Ibaibarriaga Betolaza y nuestro tío José Ignacio Ibaibarriaga Betolaza, cogiendo el relevo de su padre cultivando y cuidando RESACO unos 40 años.
Una verdadera pena que se pierdan tantas historias y tantos protagonistas con los viñedos que se están arrancando.
Y 95 años y 5 generaciones después…
Clara y Francisco Ibaibarriaga García, viticultores, hijos, sobrinos y nietos, iniciamos una nueva época con otra forma de cultivar este viñedo, lo más natural posible, sin herbicidas dejando a la tierra sus tiempos y buscando al máximo la autenticidad sin nada más, 100% natural.
Cuando llegó 2019 y el 99 aniversario de RESACO decidimos probar las posibilidades de este terroir elaborando un vino con sus frutos. Sin tener garantías del resultado, el 13 de octubre comenzamos a las 6 de la mañana, bajo la luz de la luna, la vendimia del viñedo sin más compañía de la de las linternas y nuestras tijeras.
Tres horas más tarde llegaron a la bodega los 800 kilos que RESACO nos brindó esa mañana de octubre. Entre familia y amigos desgranamos a mano cada racimo, uva a uva hasta bien entrada la noche.
Catorce días después se inició la fermentación espontánea y remontamos manualmente, sin electricidad, para así preservar cada uno de los granos. Tras la fermentación, realizamos el prensado manual en una prensa vertical de usillo.
Noventa días tras la finalización de la fermentación maloláctica, llenamos un bocoy de roble francés de 500 litros. Varias pruebas después realizadas a lo largo de todo un año, RESACO nos convenció por sí solo de su potencial y decidimos embotellarlo para que a partir de hoy, tú también puedas continuar la historia de este, nuestro terroir “abuelo”.
“Un claro ejemplo de la prevalencia y supervivencia del viñedo a su cultivador”.
Nuestro RESACO ya está disponible en nuestra tienda online para que puedas disfrutarlo.
Cuéntanos qué te ha parecido el nuevo miembro de la familia, estamos deseando saber qué te ha parecido.